No es para reírse
Mientras recorríamos con mi esposa un centro de compras, encontramos un puesto de venta de camisetas. A medida que mirábamos cómo eran y leíamos sus habitualmente humorísticos refranes, observé una con un mensaje perturbador. Decía: «Tantos cristianos; tan pocos leones». Esa referencia a la práctica del siglo i de arrojar cristianos a los leones en el Coliseo de Roma no era nada divertida.
Una marca duradera
Caerleon es una aldea galesa con profundas raíces históricas. Fue uno de los tres lugares del Reino Unido donde las legiones romanas se apostaron durante la ocupación de Gran Bretaña. Aunque la presencia militar terminó hace unos 1.500 años, la impronta de esa ocupación todavía se observa en la actualidad. Gente de todo el mundo visita el fuerte militar, las barracas y el anfiteatro, recordatorios de la época cuando Roma gobernaba el mundo y ocupaba Gales.
Primeras impresiones
Hace un tiempo, Nuestro Pan Diario publicó un artículo que escribí sobre una joven que llevaba una camiseta que decía: «El amor es para perdedores». Allí comenté sobre lo triste de esa frase y el daño que representaba.
La ayuda adecuada
Hace poco, en un programa de radio, el conductor hablaba con un experto en «manejo de la crisis» sobre cómo puede una celebridad recuperarse de un desastre en las relaciones públicas. Ese especialista dijo que una de las claves es forjar relaciones de apoyo sólidas que puedan ayudar a la estrella a recuperar su imagen. En otras palabras, cuando uno está en problemas, es vital conseguir la ayuda apropiada.
Obrero olvidado
Gente de todo el mundo conoce el Monte Rushmore, el lugar en Dakota del Sur donde las cabezas de ex presidentes estadounidenses están esculpidas en escala gigante sobre la pared de un acantilado. Sin embargo, mientras millones saben de la existencia de ese monte, relativamente pocos conocen el nombre Doane Robinson: el historiador del estado de Dakota del Sur que concibió la idea de esta magnífica escultura y que dirigió el proyecto. El monumento es admirado y apreciado, pero su precursor es el hombre olvidado detrás de la obra maestra. Su nombre es extensamente ignorado o totalmente desconocido para algunos.
Metas diferentes
En 1945, el golfista profesional Byron Nelson tuvo una temporada increíble. De los 30 torneos en que participó, ganó la asombrosa cantidad de 18, incluso 11 seguidos. Si hubiese querido, podría haber continuado su carrera y quizá haberse convertido en el jugador más grande de todos los tiempos. Sin embargo, esa no era su meta. Lo que buscaba era ganar suficiente dinero jugando golf para poder comprarse una estancia y pasar el resto de su vida haciendo lo que realmente amaba. Por eso, en vez de continuar en la cúspide de su carrera, Nelson se retiró a los 34 años, para convertirse en estanciero. Tenía otros objetivos.
Siempre ahí
Los ingenieros radiales que trabajan en Ministerios RBC estaban preparándose para emitir un programa vía satelital. Estaba todo listo, incluso la red de conexión. Sin embargo, justo cuando estaban por comenzar la emisión, la señal se cortó. En medio de la confusión, los ingenieros trabajaron para reconectar la red, pero no lograron nada. Entonces, les llegó el aviso: el satélite había desaparecido… literalmente. De manera repentina y sorprendente, había caído del cielo. Ya no estaba más.
Hora de crecer
Mientras miraba algunas tarjetas de cumpleaños en una tienda de regalos, encontré una que me hizo reír. El mensaje decía: «Sólo eres joven una vez, pero puedes ser inmaduro siempre». Esa tarjeta estimuló mi sentido del humor. No tener que crecer posee cierto atractivo, como puede atestiguar todo admirador de Peter Pan.
¿De qué se trata?
Hace poco, estaba en un centro de compras repleto de gente y vi una mujer que se abría paso entre la multitud. Lo que me llamó la atención fue el mensaje en la camiseta que llevaba puesta, escrito con grandes letras mayúsculas: lo único que importa soy yo. Su proceder reafirmaba las palabras de su ropa.
Él ya sabe
Un amigo, que es piloto comercial, me contó acerca de un vuelo en el que se enfrentó con un grave problema mecánico, con peligrosas implicaciones. Cuando se produjo esa situación, las luces de alarma de la cabina de mando le informaron lo que ocurría, él monitoreó todo hasta llegar a destino y, finalmente, aterrizaron sin inconvenientes.