Our Authors

ver todo

Articles by Bill Crowder

Actitud del corazón

Me encanta ver el talento y la pasión de los grandes atletas cuando lo dan todo al competir. Muestra que aman el deporte. Por el contrario, cuando una larga temporada está por terminar y un equipo ya no tiene oportunidad de jugar las finales o ganar el campeonato, a veces parece que los jugadores simplemente «juegan por jugar». Su falta de pasión puede decepcionar a los aficionados que pagan para ver un buen partido.

Papeleo

La palabra «papeleo» [traducción de red tape: cinta roja] describe la forma irritante en que la burocracia impide la concreción de los trámites. Inicialmente, se refería a la práctica común de sujetar los documentos oficiales con una cinta roja. A principios del siglo xix, el término se popularizó en los escritos del historiador escocés Thomas Carlyle, el cual se quejaba de la negligencia del gobierno. Después de la Guerra Civil en Estados Unidos, el problema del «papeleo» resurgió cuando los veteranos de guerra luchaban para recibir sus beneficios. Esta palabra denota frustración y decepción ante los agobiantes obstáculos para alcanzar las metas.

Escoge a tu Dios

Hace poco, vi una publicidad en la web sobre un juego basado en la mitología griega. Hablaba de ejércitos, dioses mitológicos, héroes y conquistas. Lo que me llamó la atención fue cómo empezar a jugarlo. Te inscribes por Internet, escoges tu dios y construyes tu imperio.

Ya establecido

Me encanta ver fútbol, y soy aficionado del Liverpool Football Club, de la liga inglesa. Cuando juegan los Reds, experimento una ansiedad tremenda. Como un gol o una mala jugada pueden cambiar el resultado del encuentro, estoy en tensión constante mientras miro. Esto forma parte del entorno que lleva a disfrutar de los juegos. No obstante, hace poco, vi la repetición de uno de los partidos del Liverpool y me sorprendí de cuánto más tranquilo estaba al mirarlo. ¿Por qué? Porque ya sabía el resultado y podía relajarme y disfrutar.

Puedes servirte

Hace poco, vi una publicidad en televisión de una cadena de restaurantes con una declaración dramática: «Sírvete felicidad». ¿No sería bueno que un plato de patatas, carne, pasta o postre fuera todo lo necesario para ser feliz? Por desgracia, ningún restaurante puede cumplir esa promesa.

Manos limpias

En la actualidad, se ven carteles por todos lados que instan a la gente a lavarse las manos. Ante la constante amenaza de gérmenes y virus que contagian enfermedades, los funcionarios de la salud nos recuerdan permanentemente que las manos sin lavar constituyen el mayor agente de propagación de gérmenes. Por eso, además de los avisos que alertan sobre lavarse las manos, los lugares públicos suelen ofrecer desinfectantes para ayudar a prevenirse de los gérmenes y las bacterias.

Oídos abiertos

Hace poco, tuve problema con mis oídos y decidí probar un tratamiento algo controvertido. Supuestamente, ablandaría la cera y quitaría cualquier impedimento para oír bien. Debo reconocer que el experimento sonaba extraño, pero como estaba desesperado por oír con claridad, me dispuse a probarlo.

Sendero de lágrimas

Un suceso sumamente grave y trágico de la historia estadounidense fue el desplazamiento forzado de miles de aborígenes a principios del siglo xix. Después de haber cerrado acuerdos y luchado junto a la creciente población blanca, los echaron de sus tierras ancestrales. En el invierno de 1838, miles de indios cheroquis fueron obligados a marchar penosamente unos 1.600 kilómetros (1.000 millas) hacia el oeste; lo que se conoce como «El sendero de lágrimas». Esta injusticia causó la muerte de miles de personas, muchas de las cuales casi no tenían ropa, zapatos ni provisiones para semejante viaje.

¡Avanza! ¡Avanza!

Del otro lado de la calle, vi que un automóvil vacilaba cuando el semáforo se puso en verde. Entonces, de repente, una voz empezó a gritar: «¡Avanza! ¡Avanza! ¡Vamos, avanza!». El conductor pareció asustarse con los gritos, sin saber bien de dónde provenían. Entonces, lo vi… ¡el coche que estaba atrás tenía un altavoz que le permitía al chofer gritarles a los demás! Finalmente, el otro conductor recobró la calma y avanzó. Quedé pasmado ante la rudeza y la impaciencia de aquel hombre airado.

Biblioteca rodante

Antes de la aparición de los artefactos electrónicos y las distracciones de la actualidad, los largos días de verano de mi niñez se alegraban todas las semanas cuando llegaba la biblioteca rodante. Era un autobús revestido de estantes llenos de libros que iba de la biblioteca regional a los vecindarios, para que pudieran acceder a ellos las personas que no tenían medios de transporte. Eso permitió que pasara muchos días de verano leyendo libros a los que, de otro modo, no podría haber accedido. Aun hoy, sigo agradecido por el amor a la lectura que me fomentó aquella biblioteca rodante.