Me encontró
La película Amazing Grace [Gracia admirable] se filmó con escenas propias de finales del siglo xviii. Cuenta la historia de William Wilberforce, un político a quien su fe en Cristo lo llevó a dedicar su dinero y energía a abolir el comercio de esclavos en Inglaterra. En una escena, el mayordomo de Wilberforce lo halla orando, y pregunta: «¿Encontró a Dios, señor?». Él respondió: «Creo que Él me encontró a mí».
Nombre propio
La mayoría de las familias tiene sus historias. En la mía, se trata de cómo decidieron qué nombre ponerme. Al parecer, en los primeros tiempos de casados, mis padres no se ponían de acuerdo sobre cómo llamar a su primer hijo. Mamá quería un varón con el nombre de papá, pero a él no le gustaba la idea. Después de mucho debate, acordaron que, solo si el bebé nacía el día del cumpleaños del papá, se llamaría como él. Aunque no lo crean, nací el día del cumpleaños de mi padre. Por eso, le agregaron al final «Junior» [Hijo].
La oscuridad y la luz
Cuando yo era jovencito, repartía periódicos en unas 140 casas en dos calles que estaban conectadas por un cementerio. Como se trataba de la edición matutina, tenía que salir a las tres de la mañana y atravesar ese cementerio en medio de la oscuridad. A veces, ¡tenía tanto miedo que lo atravesaba corriendo! El miedo no se me iba hasta que me encontraba parado a salvo debajo de una luz de la calle del otro lado. Esa luz hacía desaparecer la temida oscuridad.
Un Padre amoroso
Era evidente que los padres estaban cansados de llevar a sus dos hiperactivos hijitos a través de aeropuertos y aviones. Y, ahora, el último vuelo estaba demorado… Mientras observaba a los muchachitos que corrían por el área de embarque llena de gente, me preguntaba cómo iban a hacer papá y mamá para mantenerlos quietos durante el vuelo de media hora hasta nuestro destino. Cuando embarcamos, noté que el padre y uno de los hijos estaban sentados detrás de mí. Después, escuché que el padre, agotado, le decía al niño: «¿No quieres que te lea uno de los libros de cuentos?». Entonces, durante todo el viaje, este papá amoroso le leyó con dulzura y paciencia a su hijo, y, así, lo mantuvo tranquilo y concentrado.
Lo menos pensado
Fanny Kemble fue una actriz británica que se mudó a los Estados Unidos a principios del siglo xix y se casó con el dueño de una plantación en el sur del país, llamado Pierce Butler. Disfrutó la vida que le brindaba la riqueza de la plantación, hasta que vio el costo de esos lujos; un costo que pagaban los esclavos que trabajaban en la propiedad de su esposo.
Luz en la oscuridad
Durante un viaje a Perú, visité una de las numerosas cuevas que se encuentran en ese montañoso país. Nuestro guía nos dijo que esa cueva en particular había sido explorada hasta una profundidad de casi 15 kilómetros, y que era más profunda. Vimos murciélagos increíbles, aves nocturnas e interesantes formaciones rocosas. Sin embargo, poco después, la oscuridad se tornó inquietante, casi sofocante. Sentí un gran alivio cuando volví a la superficie y a la luz del día.
Identificados por su nombre
En julio de 1860, en el hospital St. Thomas, de Londres, se abrió la primera escuela de enfermería. En la actualidad, forma parte de King’s College, donde a las alumnas se las llama Nightingales. Esa escuela, al igual que la enfermería moderna, fue fundada por Florence Nightingale, quien revolucionó esa profesión durante la Guerra de Crimea. Cuando las alumnas terminan su capacitación, hacen el «Juramento de Nightingale», el cual refleja el permanente impacto de Florence en la enfermería.
Motivado por el amor
En la década de 1920, a pesar de ser amateur, Bobby Jones dominaba el mundo del golf. En una película sobre su vida, hay una escena donde un jugador profesional le pregunta cuándo va a dejar de ser aficionado y empezar a ganar dinero como todos los demás. Jones le explicó que la palabra amateur viene del latín amo, del verbo amar. Su respuesta era clara: jugaba al golf porque amaba ese deporte.
Corazón gozoso
Mientras esperaba para embarcar en el Aeropuerto Changi de Singapur, observé a una joven familia: mamá, papá e hijo. Había mucha gente frente a la puerta de embarque, y buscaban un lugar para sentarse. De pronto, el niño empezó a cantar en voz alta ¡Al mundo paz, nació Jesús! Tenía unos seis años; por eso, me llamó la atención que supiera toda la letra.
Consultores de imagen
En nuestra era saturada de medios de comunicación, los consultores de imagen se han vuelto imprescindibles. Artistas, deportistas, políticos y empresarios parecen desesperados por manejar cómo los ve el mundo. Estos costosos consultores modelan la imagen de sus clientes… aun cuando, a veces, la imagen pública está en agudo contraste con lo que la persona es por dentro.