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Articles by Bill Crowder

La chica del saludo


A finales del siglo xix y principios del xx, una imagen conocida recibía a los barcos mientras atracaban en uno de los puertos de Estados Unidos: Florence Martus, «la chica del saludo». Durante 44 años, esta muchacha saludó a las grandes naves procedentes del mundo entero, usando un pañuelo durante el día o un farol en la noche. En la actualidad, una estatua de Florence y sus fieles perros se eleva en el Parque Morrell, dando permanentemente la bienvenida a los barcos que ingresan.


Impredecible


En 2003, en el Abierto de Golf Femenino de los Estados Unidos, la relativamente desconocida Hilary Lunke se aseguró el premio más importante en ese deporte… y un lugar en la historia. No solo ganó la final en los 18 hoyos, sino que también fue su primera victoria como profesional. Su triunfo sorprendente e inspirador confirma una de las verdades más emocionantes en cuanto a los deportes: su imprevisibilidad.


Me encontró


La película Amazing Grace [Gracia admirable] se filmó con escenas propias de finales del siglo xviii. Cuenta la historia de William Wilberforce, un político a quien su fe en Cristo lo llevó a dedicar su dinero y energía a abolir el comercio de esclavos en Inglaterra. En una escena, el mayordomo de Wilberforce lo halla orando, y pregunta: «¿Encontró a Dios, señor?». Él respondió: «Creo que Él me encontró a mí».


Nombre propio


La mayoría de las familias tiene sus historias. En la mía, se trata de cómo decidieron qué nombre ponerme. Al parecer, en los primeros tiempos de casados, mis padres no se ponían de acuerdo sobre cómo llamar a su primer hijo. Mamá quería un varón con el nombre de papá, pero a él no le gustaba la idea. Después de mucho debate, acordaron que, solo si el bebé nacía el día del cumpleaños del papá, se llamaría como él. Aunque no lo crean, nací el día del cumpleaños de mi padre. Por eso, le agregaron al final «Junior» [Hijo].


La oscuridad y la luz


Cuando yo era jovencito, repartía periódicos en unas 140 casas en dos calles que estaban conectadas por un cementerio. Como se trataba de la edición matutina, tenía que salir a las tres de la mañana y atravesar ese cementerio en medio de la oscuridad. A veces, ¡tenía tanto miedo que lo atravesaba corriendo! El miedo no se me iba hasta que me encontraba parado a salvo debajo de una luz de la calle del otro lado. Esa luz hacía desaparecer la temida oscuridad.


Un Padre amoroso


Era evidente que los padres estaban cansados de llevar a sus dos hiperactivos hijitos a través de aeropuertos y aviones. Y, ahora, el último vuelo estaba demorado… Mientras observaba a los muchachitos que corrían por el área de embarque llena de gente, me preguntaba cómo iban a hacer papá y mamá para mantenerlos quietos durante el vuelo de media hora hasta nuestro destino. Cuando embarcamos, noté que el padre y uno de los hijos estaban sentados detrás de mí. Después, escuché que el padre, agotado, le decía al niño: «¿No quieres que te lea uno de los libros de cuentos?». Entonces, durante todo el viaje, este papá amoroso le leyó con dulzura y paciencia a su hijo, y, así, lo mantuvo tranquilo y concentrado.


Lo menos pensado


Fanny Kemble fue una actriz británica que se mudó a los Estados Unidos a principios del siglo xix y se casó con el dueño de una plantación en el sur del país, llamado Pierce Butler. Disfrutó la vida que le brindaba la riqueza de la plantación, hasta que vio el costo de esos lujos; un costo que pagaban los esclavos que trabajaban en la propiedad de su esposo.


Luz en la oscuridad


Durante un viaje a Perú, visité una de las numerosas cuevas que se encuentran en ese montañoso país. Nuestro guía nos dijo que esa cueva en particular había sido explorada hasta una profundidad de casi 15 kilómetros, y que era más profunda. Vimos murciélagos increíbles, aves nocturnas e interesantes formaciones rocosas. Sin embargo, poco después, la oscuridad se tornó inquietante, casi sofocante. Sentí un gran alivio cuando volví a la superficie y a la luz del día.


Identificados por su nombre


En julio de 1860, en el hospital St. Thomas, de Londres, se abrió la primera escuela de enfermería. En la actualidad, forma parte de King’s College, donde a las alumnas se las llama Nightingales. Esa escuela, al igual que la enfermería moderna, fue fundada por Florence Nightingale, quien revolucionó esa profesión durante la Guerra de Crimea. Cuando las alumnas terminan su capacitación, hacen el «Juramento de Nightingale», el cual refleja el permanente impacto de Florence en la enfermería.


Motivado por el amor

En la década de 1920, a pesar de ser amateur, Bobby Jones dominaba el mundo del golf. En una película sobre su vida, hay una escena donde un jugador profesional le pregunta cuándo va a dejar de ser aficionado y empezar a ganar dinero como todos los demás. Jones le explicó que la palabra amateur viene del latín amo, del verbo amar. Su respuesta era clara: jugaba al golf porque amaba ese deporte.