Mantener cerca
La caminata de algo más de un kilómetro y medio que hago después de dejar a mi hija en la escuela y volver a casa me da la oportunidad de memorizar algunos versículos de la Biblia… si me propongo hacerlo. Cuando dedico esos momentos para centrar mi mente en la Palabra de Dios, suele ocurrir que me vuelven a la mente durante el día, dándome consuelo y sabiduría.
Romper las cadenas
Nos conmovió profundamente visitar Christ Church Cathedral, en Stone Town, Zanzibar, ya que allí se encontraba antiguamente el mayor mercado de esclavos de África Oriental. Los diseñadores del edificio quisieron mostrar con un símbolo palpable cómo el evangelio rompe las cadenas de la esclavitud. Ese lugar ya no sería un sitio de actos malvados y atrocidades horrendas, sino de la gracia manifestada de Dios.
No te apresures
«Ya mismo, elimina la prisa». Cuando dos amigas me repitieron ese dicho del sabio Dallas Willard, supe que debía pensarlo. ¿En qué estaba dando vueltas, malgastando el tiempo y las energías? Más importante aun, ¿en qué me estaba apresurando, sin pedirle a Dios su guía y ayuda? En las semanas y meses que siguieron, recordé esas palabras y me reorienté hacia el Señor y su sabiduría, recordándome confiar en Él y no depender de mí misma.
La corona del Rey
Nos sentábamos alrededor de la mesa, y cada uno agregaba un mondadientes al disco de poliestireno que estaba delante. En las semanas previas a la Pascua, cuando cenábamos, creábamos una corona de espinas, donde cada palillo representaba algo que habíamos hecho ese día, de lo cual estábamos arrepentidos y por lo que Cristo había pagado el castigo. Así, noche tras noche, asimilábamos nuestra culpabilidad y la necesidad que teníamos de un Salvador. Y además, cómo nos libró Jesús mediante su muerte en la cruz.
Lebrillo de amor
Un día, hace muchos años, en la clase de física, nuestro profesor nos pidió que dijéramos —sin voltear la cabeza— de qué color era la pared de atrás del aula. Nadie le pudo contestar porque no nos habíamos fijado.
Liberarse del miedo
Nuestros cuerpos reaccionan cuando nos sentimos amilanados o con miedo. Un nudo en el estómago, sumado a palpitaciones y respiración profunda, indica un estado de ansiedad. Nuestra naturaleza física impide que ignoremos esos sentimientos de inquietud.
La última palabra
Un día, en una clase de filosofía, un alumno hizo unos comentarios denigrantes sobre las opiniones del profesor. Para sorpresa de todos, el profesor le agradeció y siguió con otro tema. Más tarde, cuando le preguntaron por qué no le contestó, dijo: «Estoy practicando la disciplina de no tener que tener la última palabra».
El poder de la oración
Un día, cuando estaba profundamente preocupada por un ser querido, encontré ánimo en una parte de la historia de Samuel, un sabio líder de los israelitas. Leer sobre su intercesión por el pueblo de Dios al enfrentar un problema intensificó mi decisión de orar por esa persona a quien yo amaba.
Los israelitas enfrentaban la amenaza de los filisteos, quienes…
El poder de la oración
Un día, cuando estaba profundamente preocupada por un ser querido, encontré ánimo en una parte de la historia de Samuel, un sabio líder de los israelitas. Leer sobre su intercesión por el pueblo de Dios al enfrentar un problema intensificó mi decisión de orar por esa persona a quien yo amaba.
Dios con nosotros
«Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, Cristo debajo de mí, Cristo arriba de mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda…». La letra de este himno escrito en el siglo v por San Patricio resuena en mi mente cuando leo el relato de Mateo del nacimiento de Jesús. La siento como un cálido abrazo que me recuerda que no estoy sola nunca.