Escrito por Mike Wittmer

Lucas 23:43 dice: «—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.»

Christopher Hitchens era un famoso ateo que debatía con entusiasmo con los creyentes en Cristo. Cuando se estaba muriendo de cáncer, anunció que cualquiera que escuchara que se había convertido a Jesús en su lecho de muerte debería tomar eso como prueba de que había perdido la cabeza. Después de que Christopher muriera, un oponente del debate y amigo señaló que Hitchens había advertido preventivamente a sus seguidores porque sabía que ante la muerte podría desesperarse y volverse a Cristo. ¿Y quién sabe? Tal vez lo haya hecho. Una persona puede luchar contra Dios toda su vida y aún así ser salvada misericordiosamente con segundos de ventaja. Ya ha sucedido antes.

El ladrón en la cruz había llevado una vida malvada. Le dijo a su compañero criminal: “Nosotros merecemos morir por nuestros pecados, pero éste no ha hecho nada malo” (Lucas 23:41). Ahora le quedaban sus últimas y atroces horas, en las que su agonía física amenazaba con distraerlo de su mayor necesidad espiritual.

Y estaba desperdiciando minutos preciosos. Al principio se unió a los otros que se burlaban y gritaban insultos contra Jesús (Marcos 15:32). Pero mientras colgaba de la cruz, anhelando la muerte, se dio vuelta y miró su última oportunidad. Dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42).

Dios se deleita en salvar a las personas, incluso a aquellas a quienes se les acabó el tiempo. En lugar de centrarnos en lo que hemos hecho mal, miremos a Jesús.

¿Cuáles son tus mayores remordimientos? ¿Por qué podrías pensar que eres imperdonable?