Salmo 46:10-11

 

10Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.11El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.

 

Para terminar el Salmo, Dios mismo habla. ¿Está hablando a las naciones o a su pueblo? Es difícil de interpretar con exactitud, pero parece aplicarse a ambos. En realidad, Dios puede estar hablando a toda la creación, ¡recordándonos a nosotros y a todo el mundo que solo Él es Dios! Esto me recuerda al momento en que Jesús le gritó al viento y las olas en Marcos 4:39: «Calla, enmudece». Jesús podría haber estado reprendiendo a los poderes demoníacos que agitaban el mar, así como al corazón y la mente de los discípulos, diciéndoles: «¡Yo soy Dios! ¡Yo tengo el poder sobre todo!».

Creo que a veces se malinterpreta lo que Dios dice en el Salmo 46:10. La traducción de la RVR1960 dice: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios». No es una mala traducción, pero solemos interpretar que Dios nos llama a estar quietos y en silencio para que podamos escuchar su voz, o que nos pide que acallemos nuestra mente para que pueda revelarse a nosotros, o algo similar. Pero hay mucho más aquí que sencillamente instalarse a pasar un buen tiempo tranquilo o empezar a meditar.

Aquí encontramos dos mandamientos que van juntos. El primero nos dice qué no hacer; y el segundo, qué hacer. El primero es el que suele traducirse: «estad quietos». Otras traducciones incluyen: «Ríndanse» (dhh), «¡Alto!» (rvc) y «ya no se peleen» (tla). Mi diccionario favorito del griego dice que significa: «estar desocupado» o «quedar vacío» (BDAG). Dios parece estar diciéndonos que dejemos de desesperar o de intentar arreglar todo, porque igualmente no podemos controlar nada. Me imagino parado ante Dios con la cabeza inclinada y los brazos colgando a los costados, los hombros encorvados hacia delante, mientras susurro: «No logré nada»; y el Señor responde: «Ya era hora». ¡El Señor nos está diciendo que dejemos de afanarnos! Demasiadas de nuestras preocupaciones y ansiedades surgen de la raíz profunda de pensar que tenemos que arreglar todo, que es nuestro deber aplacar cualquier caos que haya en nuestra vida. No es así. No es verdad. Dios está reprendiendo nuestro desasosiego, nuestra impaciencia, nuestra hiperactividad egoísta. Hay algunas cosas (muchas, en realidad) —como las pandemias globales— que no podemos controlar. No sabemos qué va a pasar. Sin embargo, sabemos algo más profundo y sólido como una roca: ¡Conocemos a Dios!

Me recuerda el momento en El león, la bruja y el armario, de C. S. Lewis, donde Aslan les explica a los niños cómo su muerte no fue el final, y cómo era que ahora podía estar ante ellos bien vivo:

Significa —dijo Aslan— que aunque la bruja conocía la magia insondable, hay una magia más profunda aún que no conocía. Su conocimiento solo llega al principio de los tiempos. Pero si ella hubiese podido mirar un poco más atrás, a la quietud y la oscuridad de antes de que el tiempo amaneciera, habría leído allí un encantamiento distinto. Habría sabido que, cuando una víctima dispuesta que no cometió traición alguna muere en lugar de un traidor, la mesa se quebraría y la muerte misma empezaría a obrar al revés. Y ahora…

Estamos vacíos, no dependemos más de nuestros propios recursos, intelecto, carisma personal, dinero ni ninguna otra cosa nuestra. Ahora estamos listos para el segundo mandamiento en el versículo 10: «conoced que yo soy Dios». Hay algo más profundo que el caos y el temor que proliferan en nuestro mundo: ¡lo conocemos a Él! James Sire lo expresa de la siguiente manera: «Dejen de agitarse y de preocuparse por el resultado. ¡Yo estoy a cargo!». Eugene Peterson dice: «¡Sal del tráfico! Mírame detenidamente a mí, tu Dios Altísimo, por encima de la política, por encima de todo» (MSG, traducción libre). ¡«Conocer» a Dios significa reconocer y admitir que Él es verdaderamente Dios sobre todas las cosas! Nosotros no somos Dios. Nuestros líderes religiosos y políticos no son Dios. La naturaleza no es Dios. El virus no es Dios. ¡Solo Dios es Dios, y lo conocemos personalmente!

Nuestro Dios, que es exaltado y adorado entre las naciones, también es el «Señor de los ejércitos» y el «Dios de Jacob». Nunca hubo un momento en el cual Dios no existiera. Jamás habrá un momento en el cual Dios no vaya a existir. Él es Señor incluso sobre el tiempo. Y es poderoso; está al frente de los ejércitos angelicales. Lo mejor de todo es que nuestro Dios poderoso y suficiente está con nosotros. Está a nuestro favor. Él es nuestra fortaleza y refugio.

Cuando tengo miedo de algo, me ayuda pensar en lo peor que podría pasar; en este caso, la muerte. Entonces, me doy cuenta de que Dios tiene un plan incluso para eso: la resurrección de los muertos, con Jesús como nuestro pionero y ejemplo. Así, el miedo empieza a perder su poder sobre mí. Esto no quiere decir que desee morir. Pero si muero, Dios sigue teniendo el control. Él es el Dios de la vida, y si lo conocemos, ¡viviremos aunque muramos (Juan 11:25)!

Oración: Padre, perdónanos por intentar controlar cada aspecto de nuestras vidas. Perdónanos por no confiar en ti, por jugar a ser Dios. Danos la gracia y la fortaleza para «vaciarnos» delante de ti, para confiar en ti y echar toda nuestra ansiedad y temores sobre ti, confiando. Gracias por ser nuestro Padre amoroso y por cuidarnos. Nos conoces y nos amas mucho más de lo que nosotros podríamos conocernos y amarnos. Amas y cuidas a nuestros seres queridos. Toma nuestros temores y preocupaciones, y reemplázalos con fe y confianza. ¡Estás con nosotros! ¡Eres nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestra torre fuerte! Independientemente de lo que suceda, ¡jamás nos dejarás! Padre nuestro, ¡ponemos nuestras vidas en tus manos y te alabamos! Amén.

 

Reflexiones finales

Habrá tiempos difíciles; podemos estar seguros de esto. Vivimos en un mundo caído y pecaminoso. Ahora estamos en medio de una prueba difícil con esta pandemia del coronavirus. Sin embargo, Dios no nos ha dejado solos. Nos está hablando profundamente en el Salmo 46. Nos recuerda lo que es real y verdadero.

Nuestras circunstancias:

Tendremos pruebas(1-3)

Nuestro Dios:

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro refugio(1, 7, 11)

Dios es nuestro ayudador(1, 5)

Dios está con nosotros(4-5, 7, 11)

Nuestra fe:

No tendremos temor(2)

Si dependemos de nuestros recursos, no tenemos nada; pero en el Señor, somos fuertes(5, 10)

Sabemos que Dios es Dios(8-10)
Salmo 46:

1Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Nuestro pronto auxilioen las tribulaciones.

2Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,

Y se traspasen los montes al corazón del mar;

3Aunque bramen y se turben sus aguas,

Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah

4Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,

El santuario de las moradas del Altísimo.

5Dios está en medio de ella; no será conmovida.

Dios la ayudará al clarear la mañana.

6Bramaron las naciones, titubearon los reinos;

Dio él su voz, se derritió la tierra.

7El Señor de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah

Venid, ved las obras del Señor,
Que ha puesto asolamientos en la tierra.

Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra.
Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.

10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

11 El Señor de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah

 

Además, observarás que en la mayoría de las Biblias, la palabra «selah» aparece varias veces en este Salmo. Es un término musical hebreo que se encuentra unas 70 veces en los Salmos. No estamos completamente seguros de lo que significa, aunque parece ser alguna clase de señal musical o litúrgica que indica una pausa. Hablando de pausas, a pesar de todos los males que trae, este virus también nos ofrece la oportunidad de bajar la velocidad, de pensar en lo que es verdaderamente importante en la vida, y de crear algunos hábitos saludables para caminar con Dios y amar a nuestros familiares y amigos. ¡Que el Señor utilice esta pausa en tu vida para acercarte más a Él! No la desperdicies. Invierte este tiempo inesperado con sabiduría. Dale a Dios tiempo y espacio para obrar profundamente en tu corazón.

Al parecer, este salmo se escribió para cantarse, y hay diversas versiones de melodías que lo acompañan. Busca alguna versión en YouTube, ¡y canta la que más te guste!

 

Isaías 41:10:No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.