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Articles by Katara Patton

Dios recuerda los nombres

El domingo después de que empecé a trabajar como líder de jóvenes en una iglesia, hablé con una adolescente sentada junto a su mamá. Sonreí y saludé por su nombre a la tímida chica, y le pregunté cómo estaba. Ella levantó la cabeza y abrió grandes los ojos. Me devolvió la sonrisa y susurró: «Recordaste mi nombre». Tan solo con llamar a esa jovencita por su nombre —una chica que tal vez se sentía insignificante en una iglesia llena de adultos—, empecé una relación de confianza. Se sintió vista y valorada.

Del estrés a la paz

Mudarse es una de las cosas más estresantes de la vida. Nos mudamos a nuestra casa actual después de vivir en la anterior casi veinte años. Yo había vivido allí ocho años antes de casarme. Luego, tuvimos un hijo, y todo eso significó tener muchas más cosas.

Consuelo en los marcos de las puertas

Estaba mirando las publicaciones en mis redes sociales después de la inundación en el sur de Louisiana en 2016, y me encontré con un mensaje de una amiga. Tras enterarse de que su casa tendría que ser reconstruida, la madre la alentó a acudir a Dios aun en su desalentadora labor de limpieza. Después, mi amiga publicó versículos bíblicos que encontró expuestos en los marcos de las puertas de su casa, aparentemente escritos cuando había sido construida. La lectura de las Escrituras en los postes la reconfortó.

Lo que realmente se necesita

Una joven cortó un trozo de carne por la mitad antes de ponerla en una asadera grande. Su esposo le preguntó por qué la había cortado. Ella respondió: «Porque así lo hace mi mamá».

Nueva visión

Entré con mis gafas nuevas a la iglesia y me senté. Luego, vi a una amiga que estaba sentada del otro lado del pasillo en el otro extremo del salón. Cuando la saludé con la mano, me parecía verla tan cerca y nítida. Sentí como que podía extender la mano y tocarla, aunque estaba a varios metros. Al salir, después de la reunión, me di cuenta de que estaba en el mismo asiento de siempre, y que yo simplemente podía verla mejor porque tenía más aumento en mis nuevas lentes.

Adherirse a lo bueno

Cuando estacionamos el auto en un campo abierto y lo cruzamos caminando para llegar a nuestra casa, casi siempre se nos pegan abrojos en la ropa; en especial, en otoño. Estos pequeños «viajeros», se adhieren a la ropa, los zapatos o cualquier cosa que pase, y viajan al próximo destino. Es la forma en que la naturaleza dispersa las semillas en mi campo y en todo el mundo.

Una comida caliente

Pollo a la barbacoa, frijoles, espagueti, panecillos. En un frío día de otoño, al menos 54 personas sin hogar recibieron esta comida caliente de parte de una mujer que celebraba 54 años de vida. La mujer y sus amigos decidieron renunciar a la cena habitual de cumpleaños en un restaurante, y en cambio, cocinar y servir a personas en las calles de Chicago.

La prueba del espejo

«¿Quién está en el espejo?», les preguntó a los niños la psicóloga que realizaba la prueba de autorreconocimiento. Por lo general, hasta el año y medio, los niños no se asocian con la imagen en el espejo. Pero a medida que crecen, entienden que se están mirando a sí mismos. El autorreconocimiento es una señal importante de crecimiento y maduración saludables.

Deja la luz encendida

Una publicidad de una cadena hotelera mostraba un edificio en medio de una noche oscura. Alrededor no había nada. La única luz que se veía venía de una pequeña lámpara cerca de la puerta en el porche del edificio. La bombilla iluminaba lo suficiente para que un huésped subiera los escalones y entrara. La publicidad terminaba con la frase: «Le dejaremos la luz encendida».

Viajar livianos

Santiago realizó un audaz viaje de 2.000 kilómetros por la costa oeste de Estados Unidos en bicicleta. Un amigo mío se encontró con el ambicioso ciclista a unos 1.500 kilómetros de donde había empezado. Como se enteró de que le habían robado el equipo de campamento, le ofreció su manta y un suéter, pero Santiago no lo quiso. Dijo que, a medida que iba avanzando hacia el sur y a un clima más templado, tenía que empezar a deshacerse de cosas. Y cuanto más se acercaba a su destino, más cansado estaba, así que tenía que reducir el peso que llevaba.