Ver a Dios en todo
El lugar donde vivo me da el privilegio de disfrutar de muestras espectaculares de la magnífica y creativa gloria de Dios. Hace poco, conducía por el bosque y quedé sin aliento ante los intensos rojos y los variados amarillos que decoraban los árboles otoñales, artísticamente distribuidos y con un resplandeciente cielo azul de fondo.
Poder benéfico
El boxeo y las competiciones de fisicoculturismo tienen una característica particular: los atletas participan individualmente para demostrar que son los más fuertes. Lo mismo sucede en las pulseadas: hay que probar que uno es el más fuerte de todos los presentes.
Siempre beneficioso
A veces, cuando estoy a punto de salir de casa, mi esposa Martie me detiene y dice: «¡No puedes ir a la oficina vestido así!». Por lo general, se trata de la corbata que no combina con la chaqueta o el pantalón con el saco informal. Aunque su cuestionamiento de mis elecciones pueda parecer una afrenta a mi buen gusto, me he dado cuenta de que su influencia es siempre beneficiosa.
Pertenencia
Mi papá tenía muchísimas historias sobre su pueblo natal. Puedes imaginarte qué emoción sentíamos cuando, en mi infancia, íbamos con toda la familia allí cada verano. Pescábamos junto al río San José y visitábamos la granja de su niñez, donde todas aquellas historias habían cobrado vida. Aunque ese lugar nunca había sido realmente el mío, siempre que lo visito —ahora con mis propios hijos, ya crecidos, y con mis nietos— me envuelve un nostálgico sentimiento de pertenencia.
No lo olvides
No estoy de acuerdo con quienes despotrican contra las posesiones materiales diciendo que tenerlas es inherentemente malo. Además, tengo que admitir que soy consumista, ya que suelo sentirme tentado a aumentar mi montón de tesoros con cosas que pienso que necesito.
No deshidratarse
En los últimos años, me deshidraté un par de veces, y créeme, no quiero que se repita. Una vez, fue después de un desgarro muscular en el muslo mientras esquiaba en la nieve a campo traviesa, y la otra, en un desierto de Israel con unos 46 ºC de temperatura. En ambas ocasiones, tuve mareos, me desorienté, se me nubló la visión, y varios síntomas más. A la fuerza, aprendí que el agua es vital para mi bienestar.
Mantenerse unidos
La mayor parte de las regiones del mundo conoce el fenómeno asombroso de la nieve. Los copos de nieve son cristales de hielo hermosos y singularmente elaborados. Por sí solos, son frágiles y se derriten rápidamente si nos caen en la mano. Sin embargo, agrupados, generan una solidez considerable. Pueden inmovilizar grandes ciudades y, al mismo tiempo, crear paisajes maravillosos con árboles cubiertos de nieve, cuyas fotografías decoran calendarios y se convierten en motivos de obras de arte. Brindan placer en las laderas para esquiar, y alegría a los niños cuando hacen muñecos de nieve y bolas para arrojarse unos a otros. Todo porque los copos se mantienen unidos.
Saborea cada bocado
Mi esposa Martie suele decirme: «¡Joe, comes demasiado rápido! Tranquilízate un poco y disfruta la comida». Por lo general, yo termino de comer mucho antes, porque ella se toma tiempo para saborear cada bocado.
Calla, enmudece
Mi amiga Elisa tiene una manera maravillosa de poner la vida en la perspectiva apropiada. Una vez, le pregunté: «¿cómo estás?», y esperaba que me contestara con el habitual: «bien». En cambio, dijo: «¡Tengo que despertarlo!». Le pregunté qué quería decir, y bromeó: «¿No lees tu Biblia?». Después, explicó: «Cuando los discípulos se enfrentaron con un problema, corrieron a despertar a Jesús. ¡Yo también iré corriendo a verlo!».
Un almuerzo perdido
Para mí, la comida es más que una necesidad; ¡es una parte de la vida que disfruto enormemente! Me encanta sentarme a comer un plato bien preparado, en especial, cuando tengo mucha hambre. Me imagino que los discípulos estaban hambrientos cuando volvieron al pozo donde Jesús estaba hablando con la mujer samaritana. Le rogaron: «Rabí, come» (Juan 4:31). ¿Qué respondió Él?: «Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis» (v. 32), lo cual hizo que se preguntaran si alguien ya le había llevado algo para comer (v. 33).