¿Tienes hambre ahora?
Tomás sabía lo que tenía que hacer. Nacido en una familia pobre de la India y adoptado por una pareja estadounidense, en un viaje a su tierra natal fue testigo de las enormes necesidades de los niños de esa nación. Entonces, supo que tenía que ayudar. Comenzó a hacer planes para regresar a Estados Unidos, terminar de estudiar, ahorrar dinero y regresar años después.
La oración de Abby
Cuando Abby estaba en el segundo año de la escuela secundaria, ella y su mamá escucharon una noticia sobre un joven que había sufrido heridas graves en un accidente de avión, en el cual habían muerto su padre y su madrastra. Aunque no lo conocían, la mamá de Abby dijo: «Tenemos que orar por él y por su familia». Y así lo hicieron.
La cama vacía
Estaba ansioso por regresar al Dispensario Saint James, en Montego, Jamaica, y volver a ver a Rendell, quien dos años antes había conocido sobre el amor de Jesús por él. Evie, una adolescente del coro con el que yo viajaba todas las primaveras, le había explicado el evangelio, y él recibió a Cristo como su Salvador personal.
El velo rasgado
Era un día triste y sombrío en las afueras de Jerusalén. En una colina fuera de los muros de la ciudad, un Hombre que había atraído multitudes de seguidores fervientes durante los últimos tres años colgaba abandonado y dolorido sobre una rústica cruz de madera. Muchos lloraban y se lamentaban. La luz del sol dejó de brillar al mediodía. Y el intenso sufrimiento de aquel Hombre terminó cuando clamó en voz alta: «Consumado es» (Mateo 27:50; Juan 19:30).
Gentiles pero firmes
Mientras la ocupación enemiga aumentaba en Holanda, Ana Frank y su familia se trasladaron valientemente a un lugar secreto para escapar del peligro. Durante la Segunda Guerra Mundial, estuvieron escondidos allí dos años, antes de que los encontraran y los enviaran a campos de concentración. No obstante, en su posteriormente famoso Diario de Ana Frank, ella escribió: «A la larga, el arma más afilada es un espíritu amable y gentil».
Atmósfera de ánimo
Cada vez que voy al gimnasio cerca de casa, me siento estimulado. En ese activo lugar, estoy rodeado de personas que se esfuerzan para mejorar su salud y fortalecerse. Los carteles nos recuerdan no juzgarnos unos a otros, y siempre son alentadoras las palabras y las acciones que muestran el apoyo de los demás.
En lugar de preocuparnos
Un hombre honesto y cumplidor de la ley recibió un mensaje de voz que decía: «Habla el oficial _________, de la seccional de policía. Por favor, llame a este número». De inmediato, el hombre empezó a preocuparse, por temor a haber hecho algo mal. Tenía miedo de devolver la llamada, y pasó noches sin dormir. El oficial nunca volvió a llamar, pero pasaron semanas antes de que aquel hombre dejara de preocuparse.
Hogar
Hace poco, Patsy, una amiga que se ganaba la vida vendiendo casas, murió de cáncer. Mientras hablábamos de ella, mi esposa recordó que años antes, Patsy había guiado a un hombre a Cristo, y que él se había hecho muy amigo de nosotros.
Agradecer quién es Dios
Entre los miles de sentimientos impresos en tarjetas de saludos, quizá una de las frases más conmovedoras es esta: «Gracias por ser como eres». Si recibes una tarjeta así, sabes que esa persona te aprecia, pero no porque hiciste algo espectacular por ella, sino porque valora tu esencia.
Una cálida bienvenida a todos
Durante unas vacaciones recientes, mi esposa y yo visitamos un complejo deportivo. Las puertas estaban abiertas, y parecía que podíamos entrar. Entonces, disfrutamos del recorrido, admirando los campos de juego bien cuidados. Cuando estábamos por irnos, una persona nos detuvo y nos dijo que no debíamos estar allí. De pronto, nos recordaron que éramos extraños… y nos sentimos incómodos.