Salido de la oscuridad
No sé en qué situación desesperante se encontraba Asaf, el escritor del Salmo 77, pero yo también he escuchado y expresado lamentos similares. Desde que perdí a mi hija, hace ya más de doce años, muchos que han sufrido la pérdida de un ser amado me han compartido que experimentaron sentimientos desgarradores como estos: clamar a Dios (v. 1); alzar las manos vacías hacia el cielo (v. 2); tener pensamientos perturbadores sobre el Señor debido a circunstancias terribles (v. 3); experimentar una tristeza inenarrable (v. 4); acobardarse ante la idea de ser abandonado (v. 7); temer que las promesas de Dios no se cumplan y que su misericordia se haya acabado (v. 8).
¡Estoy redimido!
Un día, mientras Ana visitaba a su esposo en el hospital, empezó a hablar con un enfermero que estaba atendiéndolo. A Ana le encanta ponerse a conversar con la gente en cualquier lugar, y busca maneras de hablarles a todos de Jesús. En aquella ocasión, le preguntó al hombre si sabía qué quería hacer en el futuro. Cuando este le contestó que no estaba seguro, Ana sugirió que sería importante conocer primero a Dios, para que Él lo ayudara con una decisión tan importante como esa. Entonces, el enfermero levantó la manga de su camisa y le mostró un tatuaje en el brazo, que decía: «¡Estoy redimido!».
La salida de Egipto
Un año, mientras viajaba con mi familia a la casa de la abuela, llegamos a una zona donde acababa de anunciarse una alerta de tornado. De pronto, al darnos cuenta de que nuestros hijos podían estar en peligro, todo cambió.
Un nacimiento especial
Las páginas de las Escrituras destacan el nacimiento de varios bebés: Caín, el primero en nacer después de la creación; Isaac, la esperanza del futuro de Israel; Samuel, la respuesta a la oración ferviente de una mujer. Todos son sumamente importantes y esperados con gran gozo. Y, en todos los casos, los escritores de la Biblia describen el acontecimiento de la misma manera: la madre concibió y dio a luz un hijo (Génesis 4:1; 21:2-3; 1 Samuel 1:20).
La carrera de Johnny
Cuando Johnny Agar, de 19 años, terminó la carrera de cinco kilómetros, lo seguían muchísimos familiares y amigos que lo apoyaban y celebraban su triunfo.
¿Puedes ayudar?
Los directivos de una escuela secundaria en Alaska estaban cansados de ver que los alumnos se metían en problemas y que el cincuenta por ciento abandonaba los estudios. Para mantenerlos interesados, formaron un equipo de fútbol americano, lo cual les daba la oportunidad de desarrollar sus habilidades, trabajar en equipo y aprender lecciones para la vida. El problema era que la escuela estaba en una zona tan fría que no podían tener un campo de juego con hierba. Entonces, competían sobre tierra apisonada.
Caballo de fuerza
Piensa un instante en la fuerza, la belleza y la majestad de un caballo galopando: su cabeza en alto, la cola desplegada al viento y las patas moviéndose coordinadamente para lograr velocidad, potencia y gracia.
Nuevo en la familia
Durante un viaje con un coro de una escuela secundaria cristiana, para apoyar la obra misionera en Jamaica, fuimos testigos de una demostración práctica del amor de Dios. El día que visitamos un orfanato para niños y jóvenes minusválidos, nos enteramos de que Diego, uno de los chicos al que nuestro grupo había conocido y que tenía parálisis cerebral, iba a ser adoptado.
Desvíos misteriosos
Antes de que mi esposa y yo nos embarcáramos en un viaje de 640 kilómetros hasta la casa de nuestra hija, programé el GPS. Mientras viajábamos, el sistema nos indicó que saliéramos de la autopista y tomáramos un desvío por una ciudad. Poco después, nos mandó de regreso a la misma carretera. Ese misterioso desvío me desconcertó. ¿Por qué tuvimos que salir de una ruta perfectamente transitable?
Ovejas rosadas
Mientras viajaba por una carretera de Glasgow a Edimburgo, en Escocia, disfrutaba del hermoso panorama pastoril, cuando me llamó la atención algo bastante cómico. Sobre una pequeña colina, había un gran rebaño de ovejas rosadas.