Mes: diciembre 2016

Hoy es el día

Nuestra nieta Maggie, de edad preescolar, y su hermana Katie, que va al jardín de infantes, llevaron varias mantas al patio trasero, donde construyeron una tienda para jugar. Ya habían estado allí durante un rato, cuando la madre escucho que Maggie la llamaba.

Tiempo a solas con Dios

Era una mañana atareada en el salón de la iglesia donde yo estaba ayudando. Casi una docena de niños hablaban y jugaban. Con tanta actividad, empezó a hacer calor en la habitación, y abrí la puerta. Un muchachito consideró que esa era su oportunidad de escaparse. Entonces, cuando pensó que nadie lo veía, salió de puntillas. Cuando estaba por alcanzarlo, no me sorprendió que estuviera yendo derecho hacia los brazos de su papá.

Anillo de sello

L a primera persona que conocí más de cerca en el extranjero tenía un elegante acento inglés y un anillo en su dedo meñique. Al tiempo, me enteré de que el anillo no era una simple joya, sino que tenía grabado el escudo de su familia.

Candados de amor

En junio de 2015, en París, se removieron 45 toneladas de candados de las barandas del Puente de las Artes. Como un gesto romántico, las parejas grababan sus iniciales en un candado, lo colocaban en la baranda, lo cerraban y arrojaban la llave al río Sena.

El poder de las palabras sencillas

L os que visitábamos a mi padre hospitalizado nos reíamos a carcajadas: dos viejos choferes de camiones, un ex cantante de música country, un artesano, dos mujeres de granjas vecinas y yo.

Puntual

A veces, bromeo que voy a escribir un libro titulado Puntual. Quienes me conocen se sonríen porque saben que suelo llegar tarde. Mi excusa es que mi retraso se debe al optimismo, no a mi falta de empeño. Con optimismo, me aferro a la creencia errónea de que «esta vez», como nunca antes, podré terminar más cosas en menos tiempo. Pero no puedo, y no lo hago; entonces, termino teniendo que disculparme otra vez por mi impuntualidad.

Gozo para todos

El último día de una conferencia de editoriales cristianas en Singapur, 280 participantes de 50 países se reunieron en el jardín del hotel para tomar una fotografía grupal. Desde el balcón del primer piso, el fotógrafo sacó varias fotos desde distintos ángulos antes de decir al final: «Terminamos». Una voz entre la multitud exclamó con alivio: «Bueno… ¡Al mundo paz!». A lo que otro replicó: «Nació Jesús». Uno tras otro empezó a cantar, hasta que todo el grupo entonó el conocido villancico. Fue una muestra conmovedora de unidad y gozo que nunca olvidaré.

Navidad en cautiverio

Martin Niemoller, un destacado pastor alemán, pasó casi ocho años en campos de concentración nazis porque se oponía abiertamente a Hitler. La víspera de Navidad de 1944, compartió estas palabras de esperanza con sus compañeros de prisión en Dachau: «Mis queridos amigos, esta Navidad […] busquemos en el Bebé de Belén a Aquel que vino para soportar con nosotros todas las cargas que nos abruman […]. ¡Dios mismo construyó un puente hacia nosotros! ¡Un amanecer de lo alto nos ha visitado!».

¿Qué puedo darle?

Un año, los responsables de decorar su iglesia para Navidad decidieron usar el lema «listas navideñas». En lugar de colocar los habituales adornos dorados y plateados, le dieron a cada persona una tarjeta roja o verde. De un lado, tenían que escribir qué regalo les gustaría recibir de Jesús; y en el otro, qué le regalarían a Aquel cuyo nacimiento se celebraba.

El mejor regalo de todos

En un retiro espiritual de invierno, un hombre preguntó: «¿Cuál fue el mejor regalo de Navidad que recibiste?».