Month: Junio 2015

El Cristo Redentor


La famosa estatua de El Cristo Redentor se ve desde toda la ciudad de Río de Janeiro, y representa a Jesús con los brazos extendidos, de modo que su propio cuerpo parece una cruz. El arquitecto brasileño Heitor da Silva Costa la diseñó, pensando que los habitantes de la ciudad la verían con las primeras luces del amanecer. Por la tarde, esperaba que vieran la puesta del sol como un halo detrás de la cabeza de la estatua.


Rescatar al renuente


Hace muchos años, durante una clase para salvavidas, el instructor nos enseñaba cómo salvar a alguien que se resiste al rescate: «Acérquense a la persona por detrás, colóquenle un brazo por encima del pecho para sujetarle los brazos y naden hacia un lugar seguro. Si van por delante, es probable que la persona los agarre y se hundan los dos». El pánico y el miedo pueden paralizar e impedir que uno piense y actúe con cordura.


Una voz en la noche


El Salmo 134 tiene solo tres versículos, pero es una prueba de que lo bueno puede venir en envase pequeño. Los dos primeros versículos son una advertencia a los sacerdotes que servían en la casa de Dios noche tras noche. El edificio estaba oscuro y vacío; no sucedía nada trascendente… o así parecía. De todos modos, se instaba a aquellos siervos, diciéndoles: «Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid al Señor» (v. 2). El tercer versículo es la voz de la congregación que clama en la oscuridad y soledad nocturnas: «¡Que te bendiga desde Sión el Señor, creador del cielo y de la tierra!» (RVC).


La historia completa


Hace poco, mi nieto de cinco años preguntó: «¿Por qué Jesús murió en la cruz?». Entonces, tuvimos una pequeña charla y le expliqué sobre el pecado y la disposición de Jesús de morir por nosotros. Después, se fue a jugar.


Misterios ocultos


Nunca vemos la mayoría de las cosas que ocurren en el universo, ya que son demasiado pequeñas, se mueven demasiado rápido o, incluso, lo hacen demasiado lento. No obstante, con el uso de la tecnología moderna, el cineasta Louis Schwartzberg puede mostrarnos imágenes asombrosas de algunas de esas cosas: la boca de una oruga, el ojo de una mosca, el crecimiento de un hongo.


Vale la pena


A finales del siglo iv, los seguidores de Cristo ya no entretenían a los ciudadanos romanos siendo comida para los leones. Sin embargo, los juegos de la muerte continuaron hasta que un hombre saltó de entre la multitud para intentar detener a dos gladiadores que estaban matándose.


Caminar sobre el agua


Cuando estaba aprendiendo a navegar, tenía que caminar por una plataforma flotante bastante inestable para llegar hasta los botes en los que nos enseñaban. Detestaba hacerlo. Mi equilibrio no es muy bueno, y tenía terror de caer al agua mientras intentaba subir al bote. Estuve a punto de abandonar, pero el instructor me dijo: «Mírame fijo. Yo estoy acá. Si resbalas, yo te sostendré». Hice lo que me dijo y, ahora, ¡soy la orgullosa poseedora de un certificado de navegación básica!


De compras con Liam


A mi hijo Liam le encanta recoger florcitas amarillas silvestres para regalarle a su mamá, y ella no se cansa de recibirlas. Lo que para un hombre es una maleza, para un niño es una flor. Un día, fui de compras con él. Mientras pasábamos rápidamente por delante de un lugar con flores, señaló con entusiasmo hacia un adorno con tulipanes amarillos, y exclamó: «Papá, ¡deberías comprarle esas florcitas amarillas a mamá!». Su consejo me hizo reír. También se convirtió en una hermosa foto en la página de Facebook de su madre. (A propósito… compré los tulipanes).


El desafío de la transición


Tras la lesión que terminó con su carrera, el deportista profesional Chris Sanders le dijo a un grupo de militares retirados que él entendía las presiones que generaban las transiciones.


Un Padre amoroso


Era evidente que los padres estaban cansados de llevar a sus dos hiperactivos hijitos a través de aeropuertos y aviones. Y, ahora, el último vuelo estaba demorado… Mientras observaba a los muchachitos que corrían por el área de embarque llena de gente, me preguntaba cómo iban a hacer papá y mamá para mantenerlos quietos durante el vuelo de media hora hasta nuestro destino. Cuando embarcamos, noté que el padre y uno de los hijos estaban sentados detrás de mí. Después, escuché que el padre, agotado, le decía al niño: «¿No quieres que te lea uno de los libros de cuentos?». Entonces, durante todo el viaje, este papá amoroso le leyó con dulzura y paciencia a su hijo, y, así, lo mantuvo tranquilo y concentrado.