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Articles by David C. McCasland

Enseñar con el ejemplo

Mientras esperaba que me hicieran una prueba de la vista, me asombró una frase que vi en el consultorio del oculista: «El 80% de lo que los niños aprenden durante sus primeros doce años de vida es a través de los ojos». Comencé a pensar en todo lo que procesan visualmente mediante la lectura, la televisión, las películas, los eventos, el entorno y el comportamiento de los demás; en especial, el de sus familiares. Cuando celebramos el día del padre, solemos pensar en la poderosa influencia de un papá.

Día D

Hace poco, le pregunté a mi hermana mayor si recordaba cuándo nos habíamos mudado a la casa donde vivimos durante muchos años, y respondió: «Tú tenías alrededor de nueve meses, y me acuerdo que mamá y papá se quedaron levantados toda la noche poniendo todo en cajas y escuchando la radio. Era el 6 de junio de 1944, y escuchaban una transmisión en vivo de la invasión de Normandía».

Llamado a la consolación

En su libro Dear Mrs. Kennedy [Querida Sra. Kennedy], Jay Mulvaney y Paul De Angelis observan que durante las semanas siguientes al asesinato del presidente estadounidense John Kennedy, su viuda, Jacqueline, recibió casi 1.000.000 de cartas de personas de todo el mundo. Algunas eran de parte de jefes de estado, famosos y amigos cercanos. Otras provenían de personas comunes y corrientes, que las dirigían a la «Señora Kennedy, Washington» o la «Sra. Presidenta, Estados Unidos». Todos escribían para expresar su dolor y condolencias por la gran pérdida de esta mujer.

Lista de deseos

Hace poco, un amigo me contó que, cuando llevó a su hermana a Europa, tachó uno de los ítems en su lista de cosas que deseaba hacer antes de morir. Aunque él ya había visitado este lugar muchas veces, ella nunca había ido. Me sorprendió que en su lista de deseos figurara este generoso objetivo, y me llevó a preguntarme cuántos de mis sueños y metas apuntan a los demás.

Consignas de vida

Durante muchos años, conservé una carpeta de archivo titulada «Oratoria». Se fue llenando de artículos, citas e ilustraciones que podían ser útiles. Hace poco, la revisé para descartar las cosas desactualizadas. Me resultó difícil deshacerme de muchas, no porque no las haya usado todavía en una charla, sino porque no las he puesto en práctica. Cerré la carpeta pensando: «No son palabras para usar en una conferencia; son consignas de vida».

Me cambió la vida

Tras la muerte del pionero de la computación, Steve Jobs, en el 2011, más de 1.000.000 de personas en todo el mundo publicaron tributos en su nombre por Internet. El tema en común era el impacto que Jobs había producido en ellos. Afirmaban que sus vidas eran distintas gracias a sus innovaciones creativas, y anhelaban expresar su apreciación y su dolor. La pantalla de una tableta electrónica decía en letras grandes: iSad [Estoy Triste].

Cristo en la tormenta

A los 27 años de edad, Rembrandt pintó la escena Cristo en la tormenta en el mar de Galilea, basada en la historia de Marcos 4. Con su distintivo contraste de luz y sombra, el cuadro muestra un bote pequeño que corre peligro de ser destruido por una furiosa tormenta. Mientras los discípulos luchan contra el viento y las olas, Jesús permanece impasible. No obstante, lo más extraño es la presencia en el bote de un décimo tercer discípulo, el cual, según los expertos en arte, se parece a Rembrandt.

Obras bondadosas

Viajaba con un grupo de hombres cuando detectamos a una familia varada al costado del camino. Mis amigos detuvieron el automóvil de inmediato para ayudarlos. Lograron poner el motor en funcionamiento, hablaron con el matrimonio y les dieron dinero para comprar combustible. Cuando la mujer les agradecía una y otra vez, ellos respondieron: «Es un placer ayudarlos, y lo hacemos en el nombre de Jesús». Cuando seguimos camino, pensé en la naturalidad con que estos amigos ayudaron a esas personas necesitadas y reconocieron que el Señor era la fuente de su generosidad.

Determinación

Durante un informe televisivo sobre las dificultades de los refugiados desplazados en un país destruido por la guerra, me impactaron las palabras de una niña de diez años. A pesar de tener pocas posibilidades de volver a su casa, mostró un espíritu fuerte al declarar con calma y determinación: «Cuando volvamos, voy a visitar a mis vecinos y a jugar con mis amigos. Mi padre dice que no tenemos una casa, pero yo le dije que la íbamos a reparar».

Chequear el aceite

Cuando les enseñé a mis hijas a conducir, incluí algunas instrucciones sobre el mantenimiento básico del automóvil. Visitamos una gasolinera donde aprendieron a revisar el nivel del aceite cada vez que ponían gasolina al coche. Hoy, después de muchos años, suelen recordarme mi repetida frase: «El aceite es barato; los motores son caros». Agregar un litro de aceite no es nada comparado con cambiar un motor.